Como pasa el tiempo. Ya hemos devorado la mitad de 2013. Laboralmente, para mi, ha sido una etapa de transición. Aunque, llevo dos años como autónomo, no fue hasta el mes de febrero, de este mismo año, cuando cogí el toro por lo cuernos y me lancé a emular a Juan Palomo; Yo me lo guiso y yo me lo como. Inicie mi actividad profesional como desarrollador independiente.

¿Desarrollador? ¿Informático? No, informático no. No me gusta esa denominación que me hace sentir como si se devaluase mi esfuerzo, con todos los respetos para los informáticos. Parece que trabajar con un ordenador, ya te encasilla en ese oficio. Y en este país, desgraciadamente, ser informático significa; “ser el chico que cacharrea con ordenadores”.

Como dije, me lancé a la piscina como desarrollador, especializado en videojuegos, apps y tecnologías web. Te preguntarás qué hago como desarrollador. Pues verás, capto la idea de un proyecto, propio o de terceros, la analizo y la esculpo hasta crear un producto, bien sea un videojuego, una aplicación u otro tipo de proyecto relacionado con las, todavía denominadas, nuevas tecnologías.

En estos tiempos, es dogma quejarse. Y, ciertamente, el 99% de ocasiones son quejas justificadas. No voy a ser yo, la persona que señale a otra por expresar su disconformidad, pero quejarme no es mi estilo. Prefiero luchar por mis metas más haciendo, que diciendo. Hacer, hacer y hacer. Qué me ponen mil zancadillas, hay solución. Me levanto y me dispongo a volver a hacer, hacer y hacer. Y así estoy, haciendo. Como me gusta este verbo de acción. Hacer.

Una de las prioridades, de mi nueva etapa, era volver a contar con mi equipo de profesionales. Personas que en su momento me ayudaron con su gran trabajo y amistad para progresar. Amigos y colegas que trabajaron, codo con codo, a mi lado y, con los cuales sentía tener una deuda moral. Una de mis mayores alegrías ha sido ver como cuatro de estas personas, han vuelto a trabajar a mi lado. Y saben que es lo mejor, he retribuido su trabajo de manera justa, anteponiendo en todo momento sus sueldos a otras prioridades profesionales o personales.

Centrándome en las cargas de un autónomo. Es cierto que pagas muchísimo, como para iniciar una actividad con una economía limitada. Pero mirando el lado positivo, eso te hace madurar y ser mucho más responsable. Cada euro, cada céntimo, importa. Cada papel y jaleo burocrático lo miras con lupa. El derecho a Paro es inexistente, pero que me importa a mi eso, en mi vida he cobrado paro, pese a trabajar como un cabrón.

Además, después de más de seis años luchando por diversas metas y objetivos, sacrificando mis ingresos por el progreso de un proyecto. Después de todo esto, hoy 11 de julio de 2013, puedo decir que tengo ingresos estables y que ese dinero, en lugar de caer en saco roto, me ayudará a salir adelante.

Con esto del autónomo no tengo nada que perder, por mucho que el pesimismo circundante me anime a tirar la toalla. Llegué a este mundo sin un duro en el bolsillo. Y me iré de la misma manera, o peor. Así que, en medio de los límites del desarrollo vital, me centraré e divertirme haciendo lo que me gusta. Crear, hacer, ejecutar, desarrollar… Por eso, hoy soy feliz. Soy autónomo, y eso posibilita hacer lo que me gusta y como me gusta.